Lizardo Navarro / Autor
Todo esto inició una noche de julio del 2019. Me hallaba en la sala de la casa y mi abuelo se sentó en unos de los muebles. <<Estuve conversando con un amigo que me dijo que cuando muera le voy a quedar debiendo a Rocafuerte.>> me dijo. <<Tanto he vivido que no puedo irme sin dejarlo escrito. Por eso quiero escribir un libro de la historia de Rocafuerte y creo que usted me puede ayudar.>>
Yo, aprendiz de las letras, tomé el encargo como una oportunidad y empezamos a andar. La aventura empezó formalmente el 31 de julio del 2019 con la entrevista a Adán Delgado. Daniel comentaba al entrevistado la razón de nuestra visita y el uso que daríamos a la información que nos dijeran. Yo iniciaba preguntado nombre y fecha de nacimiento, y la preguntas nacían sobre la marcha. Íbamos sin cuestionarios cerrados ni sistematizaciones, era el placer de escuchar de primera mano a los actores del tiempo. Eran conversaciones de amigos grabadas con el celular. Algunas entrevistas eran cortas y otras pedían una segunda visita.
Así empezamos esta misión. Nos alentaba el deseo sin saber “cómo”. ¿Cómo se escribe un libro de historia? ¿qué debe contener un libro de nuestro cantón? ¿hasta dónde se debe limitar? Éramos dos niños jugando a ser investigadores. Viajamos a Portoviejo a consultarte nuestras inquietudes al doctor Dumar Iglesias Mata. Nos dirigimos a Manta donde el licenciado Jaime Cedeño para que nos diera luces en nuestra misión.
Volvimos con una hoja de ruta garabateada en la libreta de bolsillo de Daniel. Trajimos recortes de periódicos, fotos y textos para consultar. Transcribí la primera información como si fuera un tronco cepillado a mano. Las palabras empezaron a tejerse sobre la hoja blanca y la idea empezaba a tomar forma.
Entonces, el ímpetu del primer impulso se vio trastocado por los problemas y necesidades de la vida diaria. Otras obligaciones ocuparon mi tiempo, las cosas a medias, el sí flojo y dificultad para concentrarme. A ratos, la desolación colectiva, días enteros sin escribir palabra y el desconcierto de no saber si estamos a la altura del reto.
Llegó la pandemia. Personas en nuestra lista para entrevistar se fueron. Mi abuelo se decepcionó y empezó a crecer moho en el teclado. Perdimos la fe en nosotros y nos rendimos ¿Quiénes éramos para creernos capaces de escribir este texto? Los audios, las fotos, los transcripciones y los borradores permanecía en el limbo de un disco duro. El tiempo corría sin futuro
La época oscura de cuarentena dejó de ser tan gris. Floreció el deseo de continuar. Más de un año en pausa no nos detuvo. La máquina de ideas empezó a producir nuevas palabras. Ahora la situación entre mi abuelo y yo era compleja. No nos poníamos de acuerdo en el título, el estilo, la forma, las citas y demás detalles. Tuve que tomar decisiones, hacer menos preguntas y arriesgarme. Con todos los altibajos y el tiempo jugando en contra, nos dimos a la tarea de concluir. Lo que creímos concluir en meses, nos tomó cuatro años y unos meses.
Si hay alguna forma que pueda catalogar las palabras que usted leerá a continuación, le diría que es una carta de amor a Rocafuerte. A estos límites territoriales donde nací, de donde me he ido y el destino me hace volver para entender el porqué de muchas cosas.
Dejamos este libro para que los jóvenes puedan viajar un poco al Rocafuerte de antaño y se motiven a explorar más su realidad inmediata. Aquí quedan los primeros pasos que un autodidacta y un aprendiz dieron en su deseo contarles a sus coterráneos sobre la magia que habita en esta patria chica.
Dejamos este libro para los más grandes como un obsequio. Una oportunidad de ahondar en la narrativa de nuestro cantón que estamos seguros ustedes conocen algunas partes. Aquí están las voces de las personas que forjan la historia de los pueblos: los vecinos, los abuelos, los amigos, el señor de la esquina, la señora del comedor, etc. Tal vez se encuentre identificado en alguna de esas voces, querido lector.
Aquí queda un pequeño y sincero esfuerzo de sus autores para mostrar una parte de nuestro terruño. Buscamos sumergirlo en el placer de la lectura. No buscamos más, no pedimos menos. Este es un libro para ser compartido, comentado, leído, discutido, juzgado, interpelado y para seguir siendo completado.
Disfrútelo leyendo, así como nosotros lo disfrutamos escribiendo, y recuerde, aún hay muchas letras por plasmar e historias por contar.